CAMBIAR ES POSIBLE, SIN IMPORTAR
LA ETAPA DE
LA VIDA QUE SE ESTÉ TRANSITANDO.
Siempre
se está a tiempo de recuperar el rumbo, la vida, los sueños, las
ilusiones que alguna vez perdimos o nos dejaron atrás,
lo cierto es que siempre es un buen momento para iniciar el camino
verdadero que se anheló y que no se pudo, no se quiso o no se supo
emprender, por los innumerables motivos que a lo largo de nuestra vida,
nos acontecen.
Lo
importante es saber qué es lo que no nos gusta en el momento actual de
nuestra vida, saber se quiere cambiar y cómo se queremos
cambiarlo.
Hay
por tanto que tener claro el destino final, lo que queremos ser, el
camino es opcional, cada uno escoge el que cree más conveniente
para él. Y saber que ser uno mismo tiene muchas veces un alto precio, o
mejor dicho dos altos precios:
1.-
LA INCOMPRENSIÓN DE LOS DEMÁS, INCLUSO DE
LA PROPIA FAMILIA.
2.-
LA SOLEDAD A LO LARGO DEL CAMINO EN NUMEROSAS OCASIONES.
Recordando
que no basta cambiar solamente una vez, el cambio es algo dinámico,
algo que hay que renovar todos los días, adaptando
los parámetros de nuestro cambio a los ritmos que impone la vida en
cada etapa que vivimos.
Como se dice en una frase muy actual….”HAY QUE REINVENTARSE CADA DÍA”…
Todos
se pueden dar cuenta cuando se sienten bien y plenos, de qué es lo que
produce esa transformación. Es un sentimiento de calma
interior, de equilibrio, de plenitud, de confianza en sí mismo y de
satisfacción, cuando se experimenta estar en el lugar que se quiere
estar, con las personas que se desea estar y haciendo lo que cada uno
quiera hacer.
Por
alguna razón muchos postergan su propia realización personal, porque
creen que ya es tarde, que no pueden o que no se lo merecen.
No pueden darse cuenta, que la felicidad que sienten expresando quienes
son, los transforma también como personas, que cambia su actitud hacia
la vida y hacia sus relaciones.
La clave ya la hemos dicho muchas veces en este blog: NO ES CAMBIAR EL MUNDO, ES CAMBIAR NOSOTROS Y NUESTRA VISIÓN DEL MUNDO Y
ASÍ CAMBIARA TODO.
Poder
desarrollar lo que está potencialmente en cada uno, nuestros talentos,
es una aspiración a la que no se debe renunciar, sobre
todo, cuando se sufre infelicidad o se comienza a sentir que está
faltando algo.
El cambio debe ser interno, es decir de adentro para afuera, evitando temores, prejuicios, ideas preconcebidas y arriesgándose
a emprender la aventura de iniciar una nueva forma de vida con férrea voluntad y sana convicción.
Ni un solo cambio se produce, desde fuera de nosotros, ya que la decisión siempre es interna.
No se trata de intentar ser otro sino de realmente ser quien se es, trascendiendo los condicionamientos del pasado y las viejas
creencias y atreviéndose a ser distintos.
Preguntémonos
y eso sí seamos sinceros en la respuesta: ¿SOMOS LO QUE PENSAMOS
QUE……………… SOMOS? ( ver entrada de hace cuatro días
en el blog)
Esa
necesidad primordial estuvo siempre, pero permanecía tapada por una
serie de antiguas estructuras aprendidas que en su momento
sirvieron para adaptarse.
En
numerosas ocasiones la insatisfacción interior se manifiesta de alguna
manera que no nos es fácil saber interpretarla, obstaculizando
las relaciones, alterando el carácter, o transformándose en
enfermedades recurrentes o en síntomas migratorios que trataban
inútilmente de llamar la atención.
El cambio nos enfrenta a lo desconocido, porque nos hace sentir inseguros y tememos las pérdidas, aunque ya no signifiquen nada
para nosotros. El cambio obliga a aprender una nueva forma de relacionarse con el mundo y con los demás.
La
vida nos brinda oportunidades para cambiar, situaciones que hacen que
el entorno se modifique y que obligan a cambiar las estructuras,
como las pérdidas de seres queridos, los accidentes y a veces hasta las
enfermedades. Porque las crisis son las mejores detonantes para el
cambio, encrucijadas que hacen que ya nada importe. Cambiar obliga a
hacerse cargo de la propia vida, a ser capaces de
hacerse responsables de los actos y a enfrentar nuevos desafíos.
Los
cambios producen temor aún ante la perspectiva de que se cumplen todos
los deseos, porque se puede tener miedo hasta de sentirse
mejor. El cambio es un proceso natural que fluye del interior del ser
humano debido a los procesos evolutivos, lo importante es que sea
consistente y no haya renuncias o retrocesos.
EL CAMBIO SIEMPRE NOS LLEVARA A SER SERES HUMANOS AUTO_-INDEPENDIENTES
SEGURAMENTE HAY UN RUMBO POSIBLE Y DE MUCHAS MANERAS PERSONAL Y ÚNICO.
POSIBLEMENTE HAYA UN RUMBO SEGURO Y DE MUCHAS MANERAS EL MISMO PARA TODOS.
HAY UN RUMBO SEGURO Y DE ALGUNA MANERA POSIBLE.
De
manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y
posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrar,
más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma
dirección.
Este
rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no
olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto
de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.
LLAMEMOS AL DESTINO FINAL COMO CADA UNO QUIERA: FELICIDAD,
AUTORREALIZACIÓN, ELEVACIÓN, ILUMINACIÓN, DARSE CUENTA, PAZ, ÉXITO,
CIMA, O SIMPLEMENTE FINAL... LO MISMO DA. TODOS SABEMOS QUE LLEGAR
CON BIEN ALLÍ ES NUESTRO DESAFÍO.
Habrá
quienes se pierdan en el trayecto y se condenen a llegar un poco tarde y
habrá también quienes encuentren un atajo y se transformen
en expertos guías para los demás.
Algunos
de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar,
infinitos accesos, miles de maneras, decenas de rutas que
nos llevan por el rumbo correcto. Caminos que transitaremos uno por
uno.
Sin
embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas
trazadas. Caminos que no se pueden esquivar. Caminos que habrá
que recorrer si uno pretende seguir. Caminos donde aprenderemos lo que
es impres-cindible saber para acceder al último tramo. Para mí estos
caminos inevitables son cuatro:
1 / El camino del encuentro definitivo con uno mismo, que yo llamo EL CAMINO DE
LA AUTO DEPENDENCIA.
2 / El camino del encuentro con el otro, del amor que llamo EL CAMINO DEL ENCUENTRO.
3 / El camino de las pérdidas y de los duelos, que llamo EL CAMINO DEL DOLOR.
4 / Y el camino de la plenitud y de la búsqueda del sentido de la vida, que llamo EL CAMINO DE
LA FELICIDAD.
A lo largo de mi propio viaje he vivido, estudiado y consultando los apuntes que otros dejaron de sus viajes y he usado parte de
mi tiempo en trazar mis propios mapas del recorrido.
Mis mapas de estos cuatro caminos se constituyeron en estos años en hojas de ruta que me ayudaron a encontrar el rumbo cada vez
que me perdía.
Quizás
estas Hojas de Ruta puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen
perder el rumbo, y quizás, también, a aquellos que
sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras, el mapa nunca es el
territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra
propia experiencia encuentre un error en la cartografía. Sólo así
llegaremos donde cada ser humano podrá ser…..”EL
MISMO”.
OJALA NOS ENCONTREMOS ALLÍ.
QUERRÁ DECIR QUE USTEDES HAN LLEGADO.
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