El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo

El Amor es la fuerza que transforma y mejora el Alma del Mundo... cuando amamos siempre deseamos ser mejores de lo que somos

El amor nunca impide a un hombre seguir su Leyenda Personal. Cuando esto sucede, es porque no era el verdadero Amor, aquel que habla el Lenguaje del Mundo

Entre más apego tiene el hombre por el mundo, menos buscará el conocimiento. Entre más pequeño es su apego, mayor será la posiblidad de ganarlo todo

La FELICIDAD

Cierta vez unos peregrinos se aproximaron a BUDA que meditaba bajo un árbol de higos y le preguntaron:
Maestro ¿Qué es lo que mas te sorprende de la humanidad?
Él sin abrir los ojos, casi sin interrumpir su meditación, les respondió:
Me asombran los hombres, que pierden la salud para juntar dinero y luego pierden el dinero para recuperar la salud, y por pensar ansiosamente en el futuro, olvidan el presente de tal forma, que acaban por no vivir ni el presente ni el futuro, viven como si nunca fueran a morir y mueren como si nunca hubiesen vivido…
Cuantas veces vamos detrás de algo que se supone debemos de tener y perdemos durante el intento lo mas valioso que poseíamos. Hacemos un lado a nuestra vida, dedicando todo al trabajo o a un solo objetivo como si tuviéramos todo el tiempo del mundo a nuestra disposición y cuando la vida se acaba, ya es demasiado tarde para darnos cuenta de todo lo que hemos perdido y cuan inútiles fueron nuestros esfuerzos hacia un camino que en realidad no valía la pena.

La felicidad es un estado del ánimo que se da cuando la persona esta conforme y alegre con lo que posee.
Si queremos formar seres humanos buenos y responsables, es necesario que esos seres que ahora son niños crezcan felices, en un entorno estable y armonioso. El primer paso para hacerlo es procurar que el niño se sienta amado y aceptado tal como es. Debemos prestarle atención, darle confianza y seguridad para que aprenda poco a poco que la felicidad esta en uno mismo y no en las cosas del exterior.
Los padres deben procurar que en sus hogar reine la armonía, que los conflictos se resuelvan con el dialogo respetuoso y que se evite que los niños presencien actos de violencia, incluso en la televisión.
Cada persona puede asumir su opinión sobre lo que es la felicidad, de hecho es una discusión filosófica muy antigua, pero acuérdese siempre de que la felicidad no se encuentra, se construye día a día.

El Amor y el Mago

Dicen que un día un niño preguntó a un mago qué era el amor. Este le dijo algo:

"El amor es algo impredecible que muchas veces surge sin que nadie pueda evitarlo, muchos han intentado esquivarlo y llegaron a una vida sin sentido. Es algo que puede hacerte la persona más feliz del mundo pero al mismo tiempo la más desdichada, ya que temes perderlo algún día.
Siempre se tiende a esperar a alguien, ese alguien te está esperando al igual que tú lo esperas. Por el camino de esta vida encuentras a personas que crees que te correspondes pero con el tiempo te das cuenta que no. Puedes pensar mil cosas en una noche oscura cuando te enamoras de una persona que amas, sufres sí pero debes pensar que alguien te está buscando, que espera mirando la luna pidiéndole conocerte y hablar contigo.

Cuantos correspondidos y no correspondidos tiene este mundo. El amor verdadero surge como una bella gota al caer de las nubes, es puro como esta y transparente."
Terminó el mago con una frase: "El día que te enamores sabrás realmente que es el amor"


CAMBIAR PARA SER UNO MISMO

CAMBIAR ES POSIBLE, SIN IMPORTAR LA ETAPA DE LA VIDA QUE SE ESTÉ TRANSITANDO.

Siempre se está a tiempo de recuperar el rumbo, la vida, los sueños, las ilusiones que alguna vez perdimos o nos dejaron atrás, lo cierto es que siempre es un buen momento para iniciar el camino verdadero que se anheló y que no se pudo, no se quiso o no se supo emprender, por los innumerables motivos que a lo largo de nuestra vida, nos acontecen.

Lo importante es saber qué es lo que no nos gusta en el momento actual de nuestra vida, saber se quiere cambiar y cómo se queremos cambiarlo.

Hay por tanto que tener claro el destino final, lo que queremos ser, el camino es opcional, cada uno escoge el que cree más conveniente para él. Y saber que ser uno mismo tiene muchas veces un alto precio, o mejor dicho dos altos precios:

1.- LA INCOMPRENSIÓN DE LOS DEMÁS, INCLUSO DE LA PROPIA FAMILIA.

2.- LA SOLEDAD A LO LARGO DEL CAMINO EN NUMEROSAS OCASIONES.

Recordando que no basta cambiar solamente una vez, el cambio es algo dinámico, algo que hay que renovar todos los días, adaptando los parámetros de nuestro cambio a los ritmos que impone la vida en cada etapa que vivimos.

Como se dice en una frase muy actual….”HAY QUE REINVENTARSE CADA DÍA”…

Todos se pueden dar cuenta cuando se sienten bien y plenos, de qué es lo que produce esa transformación. Es un sentimiento de calma interior, de equilibrio, de plenitud, de confianza en sí mismo y de satisfacción, cuando se experimenta estar en el lugar que se quiere estar, con las personas que se desea estar y haciendo lo que cada uno quiera hacer.


Por alguna razón muchos postergan su propia realización personal, porque creen que ya es tarde, que no pueden o que no se lo merecen. No pueden darse cuenta, que la felicidad que sienten expresando quienes son, los transforma también como personas, que cambia su actitud hacia la vida y hacia sus relaciones.

La clave ya la hemos dicho muchas veces en este blog: NO ES CAMBIAR EL MUNDO, ES CAMBIAR NOSOTROS Y NUESTRA VISIÓN DEL MUNDO Y ASÍ CAMBIARA TODO.

Poder desarrollar lo que está potencialmente en cada uno, nuestros talentos, es una aspiración a la que no se debe renunciar, sobre todo, cuando se sufre infelicidad o se comienza a sentir que está faltando algo.

El cambio debe ser interno, es decir de adentro para afuera, evitando temores, prejuicios, ideas preconcebidas y arriesgándose a emprender la aventura de iniciar una nueva forma de vida con férrea voluntad y sana convicción.

Ni un solo cambio se produce, desde fuera de nosotros, ya que la decisión siempre es interna.

No se trata de intentar ser otro sino de realmente ser quien se es, trascendiendo los condicionamientos del pasado y las viejas creencias y atreviéndose a ser distintos.

Preguntémonos y eso sí seamos sinceros en la respuesta: ¿SOMOS LO QUE PENSAMOS QUE……………… SOMOS? ( ver entrada de hace cuatro días en el blog)

Esa necesidad primordial estuvo siempre, pero permanecía tapada por una serie de antiguas estructuras aprendidas que en su momento sirvieron para adaptarse.

En numerosas ocasiones la insatisfacción interior se manifiesta de alguna manera que no nos es fácil saber interpretarla, obstaculizando las relaciones, alterando el carácter, o transformándose en enfermedades recurrentes o en síntomas migratorios que trataban inútilmente de llamar la atención.

El cambio nos enfrenta a lo desconocido, porque nos hace sentir inseguros y tememos las pérdidas, aunque ya no signifiquen nada para nosotros. El cambio obliga a aprender una nueva forma de relacionarse con el mundo y con los demás.


La vida nos brinda oportunidades para cambiar, situaciones que hacen que el entorno se modifique y que obligan a cambiar las estructuras, como las pérdidas de seres queridos, los accidentes y a veces hasta las enfermedades. Porque las crisis son las mejores detonantes para el cambio, encrucijadas que hacen que ya nada importe. Cambiar obliga a hacerse cargo de la propia vida, a ser capaces de hacerse responsables de los actos y a enfrentar nuevos desafíos.

Los cambios producen temor aún ante la perspectiva de que se cumplen todos los deseos, porque se puede tener miedo hasta de sentirse mejor. El cambio es un proceso natural que fluye del interior del ser humano debido a los procesos evolutivos, lo importante es que sea consistente y no haya renuncias o retrocesos.

EL CAMBIO SIEMPRE NOS LLEVARA A SER SERES HUMANOS AUTO_-INDEPENDIENTES

 
SEGURAMENTE HAY UN RUMBO POSIBLE Y DE MUCHAS MANERAS PERSONAL Y ÚNICO.
POSIBLEMENTE HAYA UN RUMBO SEGURO Y DE MUCHAS MANERAS EL MISMO PARA TODOS.
HAY UN RUMBO SEGURO Y DE ALGUNA MANERA POSIBLE.

De manera que habrá que encontrar ese rumbo y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrar, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.


Este rumbo último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es. LLAMEMOS AL DESTINO FINAL COMO CADA UNO QUIERA: FELICIDAD, AUTORREALIZACIÓN, ELEVACIÓN, ILUMINACIÓN, DARSE CUENTA, PAZ, ÉXITO, CIMA, O SIMPLEMENTE FINAL... LO MISMO DA. TODOS SABEMOS QUE LLEGAR CON BIEN ALLÍ ES NUESTRO DESAFÍO.

Habrá quienes se pierdan en el trayecto y se condenen a llegar un poco tarde y habrá también quienes encuentren un atajo y se transformen en expertos guías para los demás.

Algunos de estos guías me han enseñado que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de maneras, decenas de rutas que nos llevan por el rumbo correcto. Caminos que transitaremos uno por uno.

Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todas las rutas trazadas. Caminos que no se pueden esquivar. Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir. Caminos donde aprenderemos lo que es impres-cindible saber para acceder al último tramo. Para mí estos caminos inevitables son cuatro:

1 / El camino del encuentro definitivo con uno mismo, que yo llamo EL CAMINO DE LA AUTO DEPENDENCIA.

2 / El camino del encuentro con el otro, del amor que llamo EL CAMINO DEL ENCUENTRO.

3 / El camino de las pérdidas y de los duelos, que llamo EL CAMINO DEL DOLOR.

4 / Y el camino de la plenitud y de la búsqueda del sentido de la vida, que llamo EL CAMINO DE LA FELICIDAD.

A lo largo de mi propio viaje he vivido, estudiado y consultando los apuntes que otros dejaron de sus viajes y he usado parte de mi tiempo en trazar mis propios mapas del recorrido.

Mis mapas de estos cuatro caminos se constituyeron en estos años en hojas de ruta que me ayudaron a encontrar el rumbo cada vez que me perdía.

Quizás estas Hojas de Ruta puedan servir a algunos de los que, como yo, suelen perder el rumbo, y quizás, también, a aquellos que sean capaces de encontrar atajos. De todas maneras, el mapa nunca es el territorio y habrá que ir corrigiendo el recorrido cada vez que nuestra propia experiencia encuentre un error en la cartografía. Sólo así llegaremos donde cada ser humano podrá ser…..”EL MISMO”.

OJALA NOS ENCONTREMOS ALLÍ.

QUERRÁ DECIR QUE USTEDES HAN LLEGADO.

QUERRÁ DECIR QUE LO CONSEGUÍ TAMBIÉN YO


Equilibrio emocional

Lo necesitamos para ser felices, pero no siempre es fácil de conseguir. La clave: analizar nuestro mundo emocional inconsciente y aprender a disfrutar de la vida rompiendo el corsé de nuestros miedos.

Creemos que dominamos nuestras vidas, lo que no es del todo cierto. Todos tenemos dentro una “caja negra” cuyos contenidos no sabemos, con frecuencia, descifrar.
Estamos hablando del mundo emocional que habita en nuestro inconsciente y que a veces nos hace amar a quien nos perjudica, no nos deja defender lo que queremos, nos convierte en agresivos... En otras ocasiones, en cambio, nos hace enamorarnos de quien nos quiere bien, nos ayuda a amar a los nuestros, a entender lo que nos ocurre y a
encontrar placer en el hecho de vivir.

¿Cuándo podríamos considerar que hemos alcanzado un cierto equilibrio emocional? o ¿cómo podríamos conquistarlo? Quizá lo hemos logrado cuando sentimos que somos nosotros los que dirigimos nuestras vidas y que nos gusta cómo lo hacemos. Según Freud, los dos pilares fundamentales sobre los que se asienta la felicidad personal son las relaciones amorosas y el trabajo.

Cuando estamos conectados con nuestros deseos y vemos cómo se cumplen nuestrasexpectativas, nos encontramos rodeados de la gente a la que queremos y a la que podemos acudir si la necesitamos, sabemos defendernos y cuidarnos... es que hemos alcanzado un grado de equilibrio que se traduce en autonomía y madurez. Tal situación señalaría un grado saludable de equilibrio emocional.

El deseo de independencia, así como el reconocimiento de nuestras necesidades afectivas, es un signo de autonomía personal. A ello convendría añadir la capacidad de decir que no a lo que nos perjudica, lo que es tanto como reconocer nuestras debilidades. La madurez emocional implica haber alcanzado un acuerdo con nosotros mismo, lo que conlleva la capacidad dehacernos cargo de nuestra vida y de asumir las responsabilidades inherentes a nuestras ambiciones.

Muy al contrario, cuando no podemos disfrutar de lo que la vida nos ofrece, nos invade un malestar que con frecuencia se traduce en una queja continua, angustia, depresión o dificultades en la relación con los otros. En tales situaciones se multiplican los fracasos amorosos y los conflictos cotidianos en los ámbitos más importantes: el familiar y el laboral.

CONOCERSE A UNO MISMO
El primer paso para establecer un mejor equilibrio emocional consiste en preguntarnos cómo nos sentimos. Si estamos sometidos a síntomas y sufrimientos que no nos permiten disfrutar de la vida, tenemos que enfrentar la verdad y hacernos cargo de lo que nos ocurre,buscando la ayuda que nos proporcione los recursos precisos para cambiar. Merece la pena darse una oportunidad y esto es lo que hizo María. Ella comenzó una psicoterapia porque estaba harta de repetir fracasos amorosos. Cuando la terminó, había dejado de tener miedo: a estar sola, a amar a alguien, a ser abandonada y a no ser querida. A vivir, en definitiva.

María descubrió en el tratamiento que su vida estaba determinada por una identificación con su madre. Ésta siempre se había quejado de su padre, un hombre adicto al trabajo, que pasaba muy poco tiempo con ellas y que no fue capaz de transmitirle a su hija el afecto que necesitaba para sentirse segura de su amor. María elegía parejas que la abandonaban porque era así como se había sentido por su padre, abandonada. Sin embargo, durante el tratamiento descubrió que su padre sí se preocupaba de ella. Era su modo de expresar los afectos lo que provocaba la apariencia contraria. Entonces pudo mirar a su padre de forma distinta a como lo hacía su madre, con menos crítica y más comprensión.

Así, dejó de sentirse culpable por todo lo que sentía hacia su padre y también dejó de tener miedo a amar, porque había conseguido llegar a quererse a sí misma. Ahora tenía la sensación de que el mundo la pertenecía, de que había crecido por dentro, de que por fin podía atrapar la vida entre sus manos y disfrutar de lo que ésta le ofrecía.

Freud descubrió que en muchas ocasiones no es la realidad externa la que causa el sufrimiento, sino la interpretación errónea que la persona hace de ella a partir de conflictos crónicos sin resolver.

DOLOR PSÍQUICO Y DOLOR CORPORAL
Un sufrimiento insoportable condujo a Nicolai Marian Mirita, ciudadano rumano de 44 años, casado y padre de dos hijas, de 17 años y 13 meses, a prenderse fuego delante de la Subdelegación del Gobierno, en Castellón. Un espectáculo lamentable y cruel. Las humillaciones, estafas y engaños que sufrió este hombre para llegar a España pudieron acabar con sus recursos psicológicos para seguir viviendo: sólo quería regresar a su país y tampoco podía. El dolor psíquico puede llegar a ser absolutamente intolerable. En tales ocasiones, el cuerpo canaliza una parte de esa tensión interna porque el dolor corporal es más dominable que la angustia. Desde luego, el acto de este hombre metaforiza de forma clara lo que le sucedía: le habían quemado sus posibilidades de vivir dignamente y mostró públicamente lo que le habían hecho. Probablemente, ardía por dentro de desesperación, de rabia, de impotencia, de humillación, pero eso no se ve, por lo que decidió enseñarlo.
LAS CLAVES
Existen algunos síntomas que nos ayudan a darnos cuenta de que nuestro equilibrio:
•  Síntomas físicos: Padecer continuas enfermedades que tienen un alto grado de somatización. Por ejemplo, continuos dolores de cabeza, trastornos en el aparato digestivo (vómitos, diarreas, dolor, acidez...) o en el respiratorio.
• Síntomas psicológicos: Depresión, donde el deseode morir puede aparecer a veces para eliminar un dolor que desconoce los deseos inconscientes que se encierran en esa patología. El juicio severo que se hace el que sufre le lleva a decirse: “No sirvo para nada”.
• Obsesiones: son ideas o actos que se repiten una y otra vez y en ocasiones se acompañan de la idea fantástica de evitar una desgracia.
• Fobias: son miedos exagerados que producen angustia ante determinadas situaciones, objetos opersonas. Una cantidad de energía psíquica queda asociada a un objeto externo del cual se puede
escapar


Entendiendo las causas, empezamos a sanar – por Dr. Jorge Carvajal

El hombre es milagroso en cuanto que puede transformar su pasado. Algunos dicen “no se ocupen del pasado
que el pasado ya no existe”, pero el pasado está vivo, presente, doloroso, en cada una de nuestras células, frecuentemente produciendo enfermedades. El problema del pasado es simplemente que haya pasado, que lo dejemos atrás como una estatua congelada.
“Pero al pasado hay que hacerlo presente vivo para transformar su historia, para leerlo en otro código, para interpretarlo en el código del amor, y cuando interpretamos el pasado en el código del amor, nuestras heridas se sanan.”
Y ahí nosotros somos los psicólogos, los psiquiatras, podemos sanar nuestra vida; todos estamos llenos de dolores, y a veces de dolores absurdos, que cargamos en la vida sin ni siquiera reconocer que existen.
La técnica respiratoria es muy importante, sobre todo la fase de pausa respiratoria, ¿por qué razón?
Porque cuando tu respiras lentamente y haces una pausa en la inspiración, la energía del inconsciente y el subconsciente sale a flote, es decir, se pregunta ¿qué pasa aquí que no están respirando? En ese momento el inconsciente hace aflorar a la consciencia una parte a la que no habíamos tenido acceso, de la que éramos víctimas pero que no habíamos reconocido nunca en la vida, y en ese momento podemos dialogar con el subconsciente y podemos sacar nuestras heridas más profundas.

Entendiendo las causas, empezamos a sanar…
Cuando hacemos eso podemos ir más lejos, así es como actuamos para la auto-sanación. Yo puedo decirme, por ejemplo, ¿de dónde viene esta alergia? si tengo una alergia y quiero librarme de ella. La alergia es algo que rechazo, un virus, una bacteria, un hongo, el frío, el calor, pero eso no es del todo cierto. Eso es quedarnos muy cortos. No hay personas que sean alérgicas solo al frío. Las personas alérgicas al frío también tienen miedo a la soledad, tienen miedo al frío del alma, al frío en los sentimientos, a la frialdad del papá o de la mamá, al desafecto, es decir, el frío es simplemente un símbolo. Cuando yo soy alérgico a algo, hay algo que rechazo o que temo. Entonces si quiero cambiar mi alergia, reconozco mi alergia.

Si se que no reconozco mi alergia porque me hace sentir vergüenza, entonces trabajo con la vergüenza: ¿qué cosas en la vida me evocan vergüenza? Luego experimento el sentimiento de la vergüenza y veo como experimento la vergüenza. A veces me pongo pálido y frío, otras veces me pongo rojo como un tomate, otra lo experimento como un vacío o como un hueco a nivel del plexo solar. La puedo experimentar de muchas maneras.
Dónde y cómo experimento la alergia, me da una idea de la parte de mi energía que está comprometida.
Vamos a ver otro sentimiento, el miedo. Yo diría que la mitad de nuestros lumbagos son por miedo. El miedo provoca más lumbago que todas las hernias discales, todos los problemas articulares, todos los problemas de columna, porque el temor hace que metamos, literalmente, el rabo entre las patas, cerramos el esfínter anal interno. A ese nivel, hay un centro de energía muy importante y nos cerramos a la vida, contraemos toda la musculatura lumbo-sacra. Esa parte queda mal irrigada y nos dan unos lumbagos terribles y ese lumbago es el nombre clínico del miedo.
Si logro reconocer el núcleo del miedo, si logro observar mi cuerpo y veo que tengo los gluteos y toda esta parte contraída, si logro respirar hacia esa zona y liberar el sentimiento del miedo, y llamar al miedo y decirle “ tú eres la mejor parte de mi mismo, cuando asciendes y te revelas, eres mi prudencia, ya no eres miedo, sino que eres prudencia, eres parte de mi amor también”.
Cuando yo, a través de la respiración, logro ascender esa energía del miedo y logro transmutarla al altar del corazón, que es donde realmente nace el hombre que puede sanarse y puede sanar la vida, entonces desaparece el lumbago.
Mi resentimiento, mi odio, frecuentemente, está anclado en mis articulaciones. Yo estoy así totalmente rígido. A veces, con el puño apretado en la noche, inconscientemente, dispuesto a pegar y a agredir. Pues bien, ese dolor articular, es resentimiento congelado en esa parte del cuerpo. Si logro experimentar ese dolor y asociarlo a mi sentimiento de ira y a mi resentimiento, y logro comprender que mi resentimiento es algo que se construye en el plexo solar, que bloquea la energía aquí y no permite a la energía acceder a mi corazón, ni a mi sistema inmune, puedo hacer mucho más que el reumatólogo, o puedo ayudarle mucho, para curar y sanar mi artritis, y yo soy responsable, no tengo que esperar que el reumatólogo me resuelva el problema.

“La enfermedad es mi problema, no es el problema del médico, es mi responsabilidad, yo también tengo que ver con eso.”
La medicina no puede ser el arte de pasarle la pelota al médico, porque le pagamos. La nueva medicina de la consciencia, es el arte de responsabilizarnos de nuestra vida y de descubrir que realmente podemos hacer mucho por nuestra vida.
Frecuentemente, vemos que una persona con un cáncer ha tenido un shock, o una perdida afectiva muy grande. Si una pérdida afectiva le produce un vacío existencial de tal dimensión que se vuelve un vacío de energía, y permite que las células degeneradas puedan invadirle, es porque estaba apegado, ese es el problema del apego que yo debo reconocer. Si alguien se va y yo lo vivo desde el amor, desde el desapego, se que su consciencia está conmigo, lo dejo partir, no lo amarro. Muchas veces, vemos a alguien al que se le muere el papa o la mama pero no lo deja partir, eso es literalmente cierto, se queda con parte de su energía anclada al plexo solar. Esa anclada energética puede crear crisis de pánico, de hipertensión, cosas violentas en la clínica. Si nosotros logramos que la persona se sane, es su alma la que lo sana.

 ”Como sanador soy un imán que le doy la carga que su alma necesita. Realmente, la sanación es rescatar la autonomía, la autogestión y la libertad del otro para sanarse.”
El sanador no lo hace por el paciente. La verdadera sanación es darte las herramientas para que tú, desde tu consciencia, te sanes, no desde tu consciencia racional, sino desde tu sentimiento, desde tu amor, desde tu afecto. Frecuentemente cuando uno está haciendo una sanación, ve que la persona, aunque no le haya dicho ni una palabra, empieza a llorar y a sacar su resentimiento, y luego siente una sensación de paz, que no es mi paz, es su paz, es la paz de Cristo que también habita en la persona que está siendo sanada.

La paz está ahí, ha estado siempre ahí, es parte de nuestra esencia.
Se trata simplemente de quitar todos aquellos apegos, aversiones, sentimientos, separatismos, toda aquella capa de ignorancia, para que la paz se revele tal cual es. Cuando la paz se revela, germina el amor y cuando germina el amor la sanación es posible, aunque lo que tenga sea un cáncer o un lupus.

Pero no te culpes si no lo logras, porque tu participas también en los problemas genéticos de la herencia, de la humanidad como grupo. Esto no es para creerse Superman. Uno puede ser muy orgulloso y decirse “estoy triste porque no me curé el cáncer”. Eso no es un fracaso. El cáncer es un maestro. A veces aprendemos la lección en una ocasión, otras veces necesitamos diez oportunidades y otras necesitamos cien vidas tal vez, pero lo importante es aprender la lección. Uno no aprende medicina de un día para otro. Hay lecciones supremamente complicadas y difíciles. También nos diplomamos o nos especializamos en el alma. Cuanto más grande sea el desafío, mas grande es la oportunidad de crecimiento. Yo solo les he puesto un ejemplo de cómo podemos retomar nuestras emociones, identificar nuestras emociones, aceptarlas, no seguir huyendo de ellas, y así poder transmutarlas.
Pero una vez que sentimos la emoción, hay una pregunta fundamental:
¿Cuál es la lección que hay debajo de esta emoción negativa? ¿Cuál era el mensaje, que me quería decir esta actitud y esta enfermedad?
Cuando yo no digo NO en la vida, termino resentido y con ira, pero la ira no es el problema, la ira me está diciendo que hay que aprender a reafirmarme diciendo NO. La ira es la mejor estrategia de autoafirmación.
Cuando yo manifiesto la ira y la transmuto, esa ira se vuelve sanadora. Es lo mejor de mi fuerza. Mi ira barre y limpia la casa y hace las cosas más rápidamente. Ustedes han visto a un ama de casa que en su ira revolotea y el almuerzo está hecho a las diez de la mañana. Yo sabía cuando mi mamá estaba iracunda, porque a las diez de la mañana mi casa estaba como un espejo.
Es así, la ira es una forma de energía que se puede transmutar físicamente. El hecho de que la transmutemos físicamente, no resuelve la fuente de la ira. La fuente de la ira es la necesidad de autoafirmarse y la necesidad de autoafirmarse es la necesidad de renunciar a la falsa complacencia.

“Crecer espiritualmente no es decirle que sí a todo el mundo.”
El crecimiento espiritual no tiene nada que ver con la bobada, perdónenme la expresión, pero ser espiritual no es ser bobo, y ser tolerante no es ser bobo. La tolerancia no excluye la autoafirmación. La autoafirmación es condición del crecimiento espiritual. Así que yo tengo que descubrir la lección, debajo del evento negativo, porque el evento negativo no es sino la apariencia, la sombra.


Ésa sombra cuando la quito, abre una puerta de luz, una lección que yo puedo aprender en mi vida.

Despierta

¿Se puede decir que en estos últi­mos días no te has sentido como un hombre libre y feliz, sin problemas ni preocupaciones? ¿No te has sentido así? Pues estás dormido. ¿Qué ocu­rre cuando estás despierto? No cambia nada, todo ocurre igual, pero tú eres el que ha cambiado para entrar en la realidad. Entonces lo ves todo claro.
Le preguntaron a un maestro orien­tal sus discípulos: “¿Qué te ha proporcionado la iluminación?” Y contestó: “Primero tenía depresión y ahora sigo con la misma depresión, pero la diferencia está en que ahora no me molesta la depresión.”
Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, ni como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación. Aceptarlo todo porque lo ves claro y ya nada ni nadie te puede engañar. Es desper­tar a la luz. El dolor existe, y el sufri­miento sólo surge cuando te resistes al dolor. Si tú aceptas el dolor, el sufrimiento no existe. El dolor no es inaguantable, porque tiene un sentido comprensible en donde se remansa. Lo inaguantable es te­ner el cuerpo aquí y la mente en el pasa­do o en el futuro.
Lo insoportable es querer distorsio­nar la realidad, que es inamovible. Eso sí que es insoportable. Es una lucha in­útil como es inútil su resultado: el su­frimiento. No se puede luchar por lo que no existe
No hay que buscar la felicidad en donde no está, ni tomar la vida por lo que no es vida, porque entonces estaremos creando un sufrimiento que sólo es el resultado de nuestra ceguera y, con él, el desasosiego, la congoja, el mie­do, la inseguridad… Nada de esto exis­te sino en nuestra mente dormida. Cuando despertemos, se acabó.
¿Qué hace falta para despertarse? No hace falta esfuerzo ni juventud ni dis­currir mucho. Sólo hace falta una cosa, la capacidad de pensar algo nuevo, de ver algo nuevo, de ver algo nuevo y de descubrir lo desconocido. Es la capa­cidad de movernos fuera de los esque­mas que tenemos. Ser capaz de saltar sobre los esquemas y mirar con ojos nuevos la realidad que no cambia.
El que piensa como marxista, no piensa; el que piensa como budista, no piensa; el que piensa como musulmán, no piensa… y el que piensa como católico, tampoco piensa. Ellos son pensados por su ideología. Tú eres un esclavo en tanto y en cuanto no puedes pensar por encima de tu ideología. Vives dormido y pensado por una idea. El profeta no se deja lle­var por ninguna ideología, y por ello es tan mal recibido. El profeta es el pionero, que se atreve a elevarse por encima de los esquemas, abriendo camino.
La Buena Nueva fue rechazada por­que no querían la liberación personal, sino un caudillo que los guiase. Tememos el riesgo de volar por noso­tros mismos. Tenemos miedo a la li­bertad, a la soledad, y preferimos ser esclavos de unos esquemas. Nos ata­mos voluntariamente, llenándonos de pesadas cadenas, y luego nos queja­mos de no ser libres. ¿Quién te tiene que liberar si ni tú mismo eres cons­ciente de tus cadenas?
Las mujeres se atan a sus maridos, a sus hijos. Los maridos a sus mujeres, a sus negocios. Todos nos atamos a los deseos y nuestro argumento y justifi­cación es el amor. ¿Qué amor? La rea­lidad es que nos amamos a nosotros mismos, pero con un amor adulterado y raquítico que sólo abarca el yo, el ego. Ni siquiera somos capaces de amarnos a nosotros mismos en libertad. Entonces, ¿cómo vamos a saber amar a los demás, aunque sean nuestros es­posos o nuestros hijos? Nos hemos acostumbrado a la cárcel de lo viejo y preferimos dormir para no descubrir la libertad que supone lo nuevo.
Lo peor y más peligroso del que duerme es creer que está despierto y confundir sus sueños con la realidad.
Para despertar hay que estar dispuesto a escucharlo todo, más allá de los cartelitos de buenos y malos, con receptividad, que no quiere decir credulidad. Hay que cuestionarlo todo, atentos a descubrir las verdades que puede haber, separándoles de las que no lo son. Si nos identificamos con las teorías sin cuestionarlas con la razón -y sobre todo con la vida- y nos las tra­gamos almacenándolas en la mente, es que seguimos dormidos. No has sabi­do asimilar esas verdades para hacer tus propios criterios. Hay que ver las ver­dades, analizarlas y ponerlas a prueba, una vez cuestionadas.
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Métodos para ser feliz

Darte cuenta del dolor, de la aflicción o del desasosiego que sufres y cuál es el motivo; de dónde sale, en verdad, ese sufrimiento. Si te sientes molesto, darte cuenta en seguida de ello, y de dónde nace este malestar. (Si dices que estás molesto porque alguien se ha por­tado mal contigo, no se puede entender que tú te castigues porque otro se comporta mal. Tiene que haber otro motivo más personal y escondido. Ob­sérvalo.)
Darte cuenta de que el sufrimiento o las molestias se deben a tu reacción ante un hecho o una situación concreta y no a la realidad de lo que está ocu­rriendo. (Si vas a ir al campo y llueve, el enfado no está en la lluvia -que es la realidad-, sino en tu reacción por­que se han contrariado tus planes.)
Solemos echar la culpa a la realidad y no queremos darnos cuenta de que son nuestras reacciones programadas las que nos contrarían. Tenemos unos hábitos inculcados, que funcionan como una maquinita automática: a tal pregunta, tal respuesta; a tal contrarie­dad, tal reacción. Y funcionamos como autómatas. La cultura nos inculca unas leyes rígidas, cuya única razón es que así se ha hecho siempre. Y con esta ra­zón tan endeble somos capaces de ma­tarnos por defender: honor, patria, ban­dera, raza, familia, buenas costumbres, orden, ideales, buena fama y muchas más palabras que no encierran más que ideas sin sentido real, que nos han in­culcado como cultura. Y lo mismo ocu­rre con las ideas religiosas.
Lo importante es el ser, y no el fi­gurar. La verdad es que estamos tan metidos en esa programación que ac­tuar con claridad de percepción, desde esa cultura, casi parece un milagro, y más si pretendemos reaccionar sin dis­gusto. Hay que despertarse antes para comprender que lo que te hace sufrir no es la vida, sino tus alucinaciones, y cuando consigues despertar y apartas los sueños, te encuentras cara a cara con tu libertad y con la verdad gozosa.
Lo cierto es que el dolor existe por­que rechazamos que lo único sustancial es el amor, la felicidad, el gozo. Cuan­do somos capaces de encontrar el ca­mino despejado, para ese amor-felici­dad que somos, nos topamos con el dolor, que no es nada concreto ni sus­tancial por sí mismo, sino la ausencia de la percepción del amor-felicidad. Como la oscuridad, que no existe, sino que es consecuencia de la menor per­cepción de la luz.
La vida es, en sí, un puro gozo y tú eres amor-felicidad como sustancia y potencial para desarrollar. Sólo los obs­táculos de la mente te impiden disfru­tarla plenamente. Son las resistencias que pone tu programación lo que te impide ser feliz. De no tropezar con tu resistencia, ¿dónde estaría el dolor? Habría una armonía en ti, igual a la que existe en la naturaleza. Más aun, pues tú eres rey de esa naturaleza y dotado de una sensibilidad para captar la bon­dad, la felicidad y la belleza, que te hace creativo y capaz ya, no sólo de ser feliz, sino de dar amor-felicidad a ma­nos llenas.
Con sólo observar todo esto ya estás dando un paso para tu despertar. Todo depende de tu reacción, y ésta depende de tu programación; y si eres capaz de observar esto y comprender­lo, ya tendrás bastante.
Lo más difícil es la capacidad de ver, ver simplemente, con sinceridad, sin engañarse, porque ver significa cambio.

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Tu ya eres Felicidad

Despertarse es la única experiencia que vale la pena. Abrir bien los ojos para ver que la infelicidad no viene de la realidad, sino de los deseos y de las ideas equivocadas. Para ser feliz no has de hacer nada, ni conseguir nada, sino deshacerte de falsas ideas, ilusiones y fantasías que no te dejan ver la realidad. Eso sólo se consigue mantenién­dote despierto y llamando a las cosas por su nombre.
Tú ya eres felicidad, eres la felicidad y el amor, pero no lo ves porque estás dormido. Te escondes detrás de las fantasías, de las ilusiones y también de las miserias de las que te avergüen­zas. Nos han programado para ser felices o infelices (según aprieten el botón de la alabanza o de la crítica), y esto es lo que te tiene confundido. Has de dar­te cuenta de esto, salir de la programación y llamar a cada cosa por su nombre.
Si te empeñas en no despertar, nada se puede hacer. “No te puedes empeñar en hacer cantar a un cerdo, pues perderás tu tiempo y el cerdo se irrita­rá.” Ya sabes que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Si no quieres oír para despertar, seguirás programado, y la gente dormida y programada es la más fácil de controlar por la sociedad.
Desprográmate!!!!
Lo importante es ser capaz de darte cuenta de que no eres más que un yo­yo, siempre de arriba para abajo, según tus problemas, tus disgustos o depresiones; que eres incapaz de mantener una estabilidad. Darte cuenta de que te pasas la vida a merced de personas, de cosas o situaciones. Que te manipulan o tú puedes manipular. 
Toda esa actitud sólo depende de tu programación. Estamos programados desde niños por las conveniencias socia­les, por una mal llamada educación y por lo cultural. Vivimos por ello programa­dos y damos la respuesta esperada ante situaciones determinadas, sin pararnos a pensar qué hay de cierto en la situación, y si es consecuente con lo que de verdad somos esa respuesta habitual y mecá­nica.e no eres dueño de ti ni capaz de mirar las situaciones con sosiego, sin enfados ni ansiedad
Tenemos programadas ideas convencionales y culturales, que tomamos como verdades cuando no lo son. Como la idea de patria, de fronteras y hábitos culturales que nos llevan a conflictos cuando nada tienen que ver con la verdad.
Lo que haces como hábito, te hace dependiente porque te lo han programado. Sólo lo que surge de dentro es tuyo y te hace libre.
Tienes que liberarte de tu historia y su programación para responder por ti mismo y no de personaje a personaje.
Lo mismo ocurre con lo que creemos amor y que no es más que un modelo cultural aceptado por la mente. No se puede vivir influenciado por el pasado. Lo menos que se puede hacer por el amor es ser sincero, tener claridad de percepción y llamar a cada cosa por su nombre. Ser capaz de dar la respuesta precisa sin engañar ni engañarte. Por­que te amo te doy la respuesta, desde mi realidad, que te corresponde a ti y a tu realidad, en este momento. Más tarde no sé lo que puede ocurrir, y por ello no te hago promesas que no sé si podría cumplir.
Esto es lo menos que puedes exigirle al amor: sinceridad. La espiritualidad consiste en ver las cosas, no a través de cristales de color, sino tal como son. La espiritualidad ha de nacer de ti mismo; y cuanto más seas tú mismo, serás más espiritual.
Lo cierto es que el dolor existe porque rechazamos que lo único sustancial es el amor, la felicidad, el gozo.

Palabras Mágicas

En la búsqueda del bienestar, hay ciertamente cosas e instancias que podemos vivenciar, que nos ayudarán a mejorar significativamente nuestro día a día. Cosas que nos llevarán a la armonía y retomar los equilibrios perdidos.

Les presento siete palabras llenas de magia, que nos ayudarán en diferentes aspectos de nuestra vida, logrando expandirnos, liberarnos, estar plenos. Cada una de ellas nos conectará con aquellas piezas de nuestra existencia, que son claves para el avance seguro, en la búsqueda de la felicidad.

1-MUÉVETE
Camina la vida, recorre los lugares que amas y visita aquellos que aún no has conocido.
Baila, baila esa canción que tanto te gusta.
Muévete dentro de tu casa, atesorando cada rincón. Cambia los muebles, re-ordena esos rincones olvidados. Renueva tus espacios, planta flores nuevas.
Recorre la vida de otra manera, distinta a lo que has hecho hasta ahora. Sal de la rutina del trabajo, las relaciones y los patrones de vida.
Cambia tu perspectiva. Acércate a quien no te has podido acercar, aléjate de aquellas cosas que te dañan y que ya no son aporte en tu día a día, y si acércate a quienes te aprecian, te hacen sentir cómodo (a) y aceptan toda tu autenticidad, a quienes te aman tal como eres.
No necesitas hacer grandes recorridos para hallar aquello que te hace vibrar, a veces moviendo pequeñas piezas y ordenando las cosas, aparecen las nuevas oportunidades y los nuevos renaceres.
2-TOCA
Toca tu cuerpo, toca a los que amas. Abraza a aquellos que no has abrazado, a quienes sientas lo necesitan, incluso a aquellos que ponen distancias al contacto físico, lo más probable es que sea quien más necesite el calor del contacto.
Toca las flores de tu jardín, toca los animales que pasan por tu vida, toca aquellos objetos que adornan tu día, que te traen paz y bellos recuerdos. Toca los árboles, toca el pasto recién mojado, toca la suave arena de la playa, las rocas, el agua. Si el contacto te es ajeno, toca, no lo aplaces ni un día más.
Toca un instrumento musical, aunque sea sólo para jugar con la música, verás como al hacerlo cantar, hará vibrar tu corazón.

Si por el contrario, el tocar te es familiar, afianza esa virtud, úsala para que la vida sea más grata para ti y para quienes alcances con tus manos. Tocar es en la cercanía, una manera de concretar el afecto, el amor.
3-ESCUCHA
Siéntate en silencio y entérate de todo lo que está allí, a tu alrededor, para ser escuchado. Todos aquellos sonidos a los que jamás le has puesto atención, están esperando que los reconozcas. Deléitate con el cantar de los pájaros en las mañanas. Escucha aquellas canciones que hace que tu piel se estremezca. Escucha las olas del mar jugueteando con la playa. Oye el susurro del viento entre las hojas de los árboles, oye la música de la naturaleza entera, es la música de la tierra.
Escucha la voz de los que amas, la dulce voz de tu hijo, las amadas melodías de tu amante, la voz ya algo cansada, pero llena de historias de quienes nos ganan en años. Escucha al otro, en todos sus detalles, es un arte el hacer sentir a alguien escuchado. A veces basta con ese gesto, para ayudar, para aplacar ansiedades, para calmar dolores, por lo tanto, sé generoso y escucha con el corazón.
 Pero por sobre todo, escúchate a ti. Tu sabio interno, tu alma fiel compañera. Esa que tiene la palabra exacta que necesitas oír. Allí están las respuestas, allí está la verdad. Escucha a tu corazón, que tiene un idioma tan diferente, pero que siempre sabemos exactamente lo que nos quiere decir, cada latido, es un mensaje de vida y una confirmación del amor.
4-SIENTE
Siente en pleno, en todo lo que eres, aquello que te recorre, cada experiencia. Gozo, frío, dolor, hambre, pena, alegría, paz. No juzgues, solo siente. Cada una se estas sensaciones tienen mensajes para ti, y oportunidades de hacerte un ser más completo. No escapes a la experiencia, no escapes el vivirla a fondo. Sin miedo, nada te puede herir, no pierdas la oportunidad de sentir todo aquello que te da la vida, que te hace humano, que te hace único.
Siente el amor hasta que tu corazón se rinda. Siente el cuerpo del que amas, su olor, su calor, sus detalles. Siéntete, tus latidos, tu respiración, como reacciona tu ser a cada cosa que vive. Siéntete y arrúllate en ese sentir, esa es la vida que te abraza, eso es esta experiencia física, un festival de sensaciones que te dan la bienvenida.
5-CONFÍA
Tú sabes que eres parte de algo extraordinario. Si puedes reconocer la maravilla que es la vida manifestada, entonces confía en que esa sabiduría inexplicable, es un gran poder amoroso, que teje todas estas historias. Y que detrás de ella hay una presencia ilimitada, desconocida quizás, pero tan cercana. Ante tanta perfección, no queda más que confiar.

Confía en los flujos de la realidad, en los caminos que nos llevan a aquello que necesitamos, para retomar lo que en verdad somos. Confía en que nada es casual, en que todo es un aprendizaje. Confía en esa mano que silente nos empuja a nuestra maestría.
Por sobre todo, confía en ti, en tu poder personal, en la voz de tu intuición. Aquello que resuena en tus oídos, eso es lo que debes hacer, confía. Aquello que se te repite una y otra vez, es lo que debes realizar, confía. Aquello que no puedes dejar de vivir, es justo lo que la vida te presenta para crecer, confía. Aquello que sientes palpitar en tu ser, es todo aquello que te espera, para ser encontrado, confía. Aquella voz que en susurros, te muestra con exactitud lo que necesitas ver, es la voz de Dios, confía!.
6-ENTREGA
Lo mejor de ti, todo aquello que haces tan bien. Tus maravillosos dones, tu cálida sonrisa, la caricia oportuna, la palabra que anima.
Da tu compañía, tu presencia, tu energía. Entrega tu tiempo como un regalo, tu mirada de empatía, tu contagiosa esperanza. Entrega tus ganas de vivir, para despertar al que está desanimado. Entrega esa caminata de la mano, de quien te ha elegido, de ese quien tú has escogido.
Entrega ricas comidas, preparadas con la sal del amor. Entrega reuniones que son, un homenaje a la amistad, al compartir.
Entrega el silencio que insta, a que el otro se exprese. Da una palmada de cariño, un recorrido por la alegría, un paseo hacia el re-encuentro, un gesto de bienvenida.
7-RECIBE
Cada regalo que te ofrece el destino. Recibe las experiencias de los aprendizajes que vibran en ti y que te buscan sin condiciones.
Recibe los elogios, que te impulsan a continuar. Recibe cada ofrenda de tu hermano, de cada amanecer, de cada vivencia, de todo cuanto te toca con su mano mágica. Recibe el amor a manos llenas, para que lo des a manos llenas.
Recibe la melodía de la naturaleza, la luz del sol que te saluda cada mañana. Recibe la compañía de los que amas, tan incondicional. Recibe con amor, todo cuanto eres. Recibe con una sonrisa la música, los colores, los aromas y los sabores de la vida.

Recibe sin apelar, sólo con agradecimiento. Recibe con humildad, aquella que te hará entregarte con la misma devoción. Recibe agradecido (a), emocionado (a), lleno (a) de asombro y certeza, cada regalo de esta vida.

Conocerse a fondo

Para despertarse, el único camino es la observación. El ir observándose. El ir observándose uno a sí mismo, sus re­acciones, sus hábitos y la razón de por qué responde así. Observarse sin críti­cas, sin justificaciones ni sentido de culpabilidad ni miedo a descubrir la verdad. Es conocerse a fondo.


La pregunta más importante del mundo, base de todo acto maduro, es: ¿Yo, quién soy? Porque, sin conocerte, no puedes conocer ni a Dios. Conocer­te a ti mismo es fundamental. Sin em­bargo, lo curioso del caso es que no hay respuesta para la pregunta ¿quién soy yo?, porque lo que tienes que averiguar es lo que no eres, para llegar al ser que ya eres.
Hay un proverbio chino que dice: “Cuando el ojo no está bloqueado, el resultado es la visión. Cuando la men­te no está bloqueada, el resultado es la sabiduría, y cuando el espíritu no está bloqueado, el resultado es el amor.”
Hay que quitar las vendas para ver. Si no ves, no puedes descubrir los im­pedimentos que no te están dejando ver.
El observarte a ti mismo es estar atento a todo lo que acontece dentro y alrededor de ti, como si esto le ocurrie­se a otra persona, sin personalizarlo, sin juicio ni justificaciones ni esfuerzos por cambiar lo que está sucediendo, ni for­mular ninguna crítica ni autocompade­certe. Los esfuerzos que hagas por cam­biar son peores, pues luchas contra unas ideas, y lo que hay que hacer es com­prenderlas, para que ellas se caigan por sí solas una vez que comprendas su fal­ta de realidad. Hay que cuestionar todo esto para ver si se comprende como una verdad y entonces te pondrás a obser­varte.
A veces te sientes mal, hecho un lío, no sabes funcionar solo y te vas al psi­cólogo a que te arregle. El psicólogo no puede hacer nada que tú no hagas. No puede conseguir nada que tú no es­tés dispuesto a hacer. Puede escuchar­te y ayudar a que tú mismo vayas acla­rándote mientras hablas. En verdad, lo que haces allí es observarte, y eso es lo que has de hacer tú, pero de con­tinuo
La espiritualidad es la que intenta solucionarte. Busca solucionar el pro­blema del yo, que es el que está gene­rando los problemas que te llevan al psicólogo y al psiquiatra. La espiritua­lidad va directamente a la raíz, a res­catar tu yo, el auténtico, que está aho­gado por barreras que no lo dejan ser libremente.
El hacer esfuerzos por cambiar es contraproducente, pues lo que te va a cambiar es la verdad: observar la ver­dad y comprender que tu programación no te deja ser tú mismo. El observador es lo que te va a cambiar. “La vida no observada, no examinada, no vale la pena vivirla, porque no es vida”, decía Sócrates
Es preciso darse cuenta de todas las reacciones que surgen al mirar a una persona, un paisaje o a uno mismo. Observa cómo sueles reaccionar frente a determinadas situaciones. Mirar con objetividad, como si no fueras tú, to­mando conciencia de lo que pasa den­tro y fuera de ti, estando atento (como cuando conduces). Hacerlo sin juicios valorativos, porque si te pones etique­tas, ya no ves las cosas como son. Caer en la cuenta, sin prejuicios, sólo enten­diéndolo.
Si no cambiamos espontáneamente es porque ponemos resistencia. En cuanto descubramos los motivos de la resistencia, sin reprimirla ni rechazar­la, ella misma se disolverá. Cuando en nosotros hay sensibilidad, no se nece­sita violencia alguna para conseguir las cosas que necesitamos, pues todo se resuelve entendiendo, comprendiendo; y nos sorprendemos al ver cómo todo se resuelve según comprendemos la realidad y no luchemos contra ella.
Tenemos que darnos cuenta de que, con la palabra, o con el pensamiento, solemos etiquetar las cosas y las personas, y luego, como consecuencia de ello, vivimos el personaje de la etiqueta, y no la persona. Po­nerse en contacto con la realidad es mirar ésta sin querer interpretarla, ni cambiar nada, sino dejar que la realidad cambie el orden de las cosas luciendo por sí misma.