Muchas veces nos dejamos influenciar por las opiniones ajenas en asuntos en los que tenemos que tomar nuestras propias decisiones.
Nunca
podremos satisfacer totalmente a los demás en sus demandas, por lo que siempre
es mejor hacer aquello que nos permita sentirnos bien y en armonía con nosotros
mismos.
Este cuento Zen nos ilustra al respecto
CIERRA
LOS OIDOS
"Eran un anciano y un niño
que viajaban con un burro. Caminaban al lado del jumento cuando atravesaban un
pueblo. Un grupo de niños se rió de ellos gritando:
- ¡Mirad qué par de tontos! De
manera que tienen un burro y van los dos andando.
Por lo menos el viejo podría
subirse a él. Entonces el anciano se subió al burro y ambos siguieron la
marcha.
Al pasar otro pueblo, algunas personas se indignaron al ver al viejo
sobre el burro y dijeron:
- Parece mentira. El viejo
cómodamente sentado en el burro y el pobre niño caminando.
Viejo y niño
intercambiaron sus puestos. Al llegar a la siguiente aldea, la gente comentó:
- ¡Esto sí que es intolerable! El
muchacho sentado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado.
Puestas
así las cosas, el viejo y el niño se subieron al burro. Poco después venían un
grupo de campesinos por el camino. Les vieron y les dijeron:
- ¡Es vergonzoso lo que hacéis!
Vais a reventar al pobre animal. El viejo y el niño tomaron la determinación de
cargar al burro sobre sus hombros, pero entonces la gente se mofó de ellos
diciéndoles:
- Nunca vimos una gente tan boba.
Tienen un burro y en lugar de montarlo, lo llevan a cuestas. De repente el
burro se revolvió con fuerza y se desplomó a un barranco, hallando la muerte.
El viejo, súbitamente, instruyó al muchacho:
- Querido mío, si escuchas
las opiniones de los demás y les haces caso, acabarás más muerto que este
burro. ¿Sabes lo que te digo? Cierra tus oídos a la opinión ajena.
Que lo que
los demás dicen te sea indiferente. Escucha únicamente la voz de tu
corazón."
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