A lo
largo de la historia se ha llamado de distintos modos (Individuación,
Auto-realización, Descubrimiento,
buscarse,
Ser Uno Mismo, Crecimiento o Desarrollo Personal…), pero siempre es lo mismo:
El ser humano, por instinto, busca perfeccionarse, alcanzar mayores niveles de
conciencia, vivir con plenitud, ser feliz, y tener bienestar y amor.
Todo lo
anteriormente escrito son los ingredientes que hacen crecer y florecer al ser
humano como tal.
Aun
cuando uno llegue a encontrarse bien, como humano, siente en su interior que
podría dar algo más de sí, que hay un potencial que se puede desarrollar más.
Todos
hemos pasado por momentos duros; en algunos, nos hemos rendido y hemos sentido
que no queríamos seguir adelante. El peso era tremendo.Pero el deseo de Crecimiento Personal nos anima, nos da la mano, nos procura una pizca extra de fuerza y voluntad, un hálito de fe y optimismo, y nos hace renacer del sufrimiento un poco fortalecidos, lo cual nos da voluntad de seguir adelante.
¿QUIÉN
SOY? es la pregunta básica.
¿QUIÉN
SOY YO? es una pregunta ya mucho más valiente. Está reservada sólo para unos
pocos atrevidos.
¿QUIÉN
ESTOY SIENDO? denota un poco más de conocimiento, de haberse dado cuenta ya de
algunas cosas, y es el preámbulo para la siguiente:
¿QUIÉN
SOY REALMENTE?, incluyendo la mayúscula. Esta es la gran pregunta.
Los
pequeños adelantos en el Crecimiento se hacen casi a diario.
Los
grandes, sólo tras el enfrentamiento valiente con las preguntas atrevidas.
Al decir
“Soy” con mayúsculas, la respuesta suele adquirir un tono más “universal” o
“cósmico”, que va más allá de la limitación del cuerpo, porque con mayúscula
también se escribe Dios.
Mientras
no se alcanza este sentimiento universalista, es la mente la que contesta a
“¿quién soy yo?”, y lo hace con su pensamiento habitual, casi con la misma
respuesta de siempre, esa que está encajonada en las fronteras que marca la
limitación que no existe pero nos empeñamos en colocar.
Integrar
la sombra, aceptándola, y prescindir de los enemigos educacionales y los
condicionantes interiores, es un adelanto muy importante.
No se
puede negar la realidad, y la realidad actual es esta.
Aceptar
lo que somos en este momento, aunque nos guste poco, o no nos guste nada de
nada, es imprescindible. Nunca pintarás la casa de nuevo si antes no reconoces
y aceptas que necesita una mano de pintura.
Todos
tenemos una realidad, y es importante saber cómo hemos llegado a ella para
poder desandar el Camino en lo que sea necesario.
Si
estamos siendo como estamos siendo, si hemos llegado a donde hemos llegado, es
porque alguien o algo nos traído –aunque ahora se demuestre que de un modo
equivocado-.
Si
descubrimos que fue una mala educación, este es un buen momento para
corregirla; si fue la desidia o el abandono, este es un buen momento para tomar
las riendas del gobierno; si fue la ignorancia, este es un buen momento porque
ahora se sabe o se tiene voluntad de saber; si fue porque nunca se pensó en la
importancia de lo que es vivir de un modo consciente, o en lo irrefrenable del
paso del tiempo, o en la responsabilidad personal frente a la propia vida, o en
el amor a Uno Mismo, o en la posibilidad de organizar una vida que cumpla las
expectativas personales, este es un buen momento porque se ha encendido una luz
que puede iluminar el proceso.
La
naturaleza empuja a la evolución y mejora.
La
conciencia pide permiso para manifestarse sin cortapisas.La vida busca su optimización.
El alma anhela su manifestación y Crecimiento.
Todo está
a favor, colaborando cada cosa con sus posibilidades, para que en algún momento
uno abandone su abandono y se encarame al timón de su vida para llevarla al
mejor puerto.
No se
puede acallar el grito que pide ser mejor persona, más completa, y con todas
las necesidades –personales, emocionales, y amorosas- cubiertas.
Ser
mejor, Ser íntegro, Ser más humano, Ser amable, Ser compasivo, Ser solidario,
Ser realmente como se quiere ser… Las peticiones internas siempre son para
bien. Para el propio bien.
Sea lo
que sea quien solicita el Crecimiento, nos ama. Es “algo” que quiere lo mejor
para nosotros. Es algo que sabe que podemos crecer más. Es algo que saca a la
luz nuestra naturaleza olvidada o negada. Es algo que desea nuestro bien,
nuestra realización. Que desea que se cumplan nuestros sueños secretos y las
peticiones de nuestro corazón. Es algo que contacta con nuestra naturaleza más
divina, y que impide que la sigamos acallando o aplazando durante más tiempo, y
nos propone que comencemos ya, o que pongamos más interés si es que ya
comenzamos.
Es la voz
de una conciencia que no quiere que nos rindamos.
Es una
voz justa y amable cuya voluntad es la mejor voluntad.
Escucharla
y negarla es negarse a Ser Uno Mismo, porque en ningún momento estamos siendo el
que realmente somos: sólo estamos siendo la parte más material, la más leve, la
más fácil, la más dispersa, la menos comprometida.
Generalmente,
estamos pasando por la vida de puntillas, viviendo con el mínimo riesgo, para
no hacernos daño.
Y, en
muchas ocasiones, vivimos asustados ante ese potencial ilimitado que hemos
intuido que hay en nosotros, negándonos la posibilidad de manifestarnos y de
disfrutarnos en toda nuestra grandeza, conformándonos con la rendición a la
rutina y el paso sin responsabilidad de los días, mientras sabemos que dentro
de nosotros –donde habita el que realmente somos- bulle una revolución que, si
la escucháramos y nos aliáramos con ella, nos llevaría a un enfrentamiento
amable -con la mejor voluntad y con el Amor por bandera-, contra esta situación
en la que somos unos timoratos humanos que reniegan de su naturaleza divina.
Nuestro
potencial es prácticamente ilimitado.
El
almacén de nuestras posibilidades está a rebosar, y nos conformamos con la
mediocridad y las migajas.
Descubrirnos.
Crecer.Desarrollarnos.
Ser lo que realmente somos.
Aceptar nuestra naturaleza divina y humana.
Amarnos.
Hacernos realidad.
Cumplir nuestra misión.
Esas son
las tareas.
Te dejo con tus reflexiones
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