El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo

El Amor es la fuerza que transforma y mejora el Alma del Mundo... cuando amamos siempre deseamos ser mejores de lo que somos

El amor nunca impide a un hombre seguir su Leyenda Personal. Cuando esto sucede, es porque no era el verdadero Amor, aquel que habla el Lenguaje del Mundo

Entre más apego tiene el hombre por el mundo, menos buscará el conocimiento. Entre más pequeño es su apego, mayor será la posiblidad de ganarlo todo

Crecimiento personal

A lo largo de la historia se ha llamado de distintos modos (Individuación, Auto-realización, Descubrimiento,
buscarse, Ser Uno Mismo, Crecimiento o Desarrollo Personal…), pero siempre es lo mismo: El ser humano, por instinto, busca perfeccionarse, alcanzar mayores niveles de conciencia, vivir con plenitud, ser feliz, y tener bienestar y amor.

Todo lo anteriormente escrito son los ingredientes que hacen crecer y florecer al ser humano como tal.

Aun cuando uno llegue a encontrarse bien, como humano, siente en su interior que podría dar algo más de sí, que hay un potencial que se puede desarrollar más.
Todos hemos pasado por momentos duros; en algunos, nos hemos rendido y hemos sentido que no queríamos seguir adelante. El peso era tremendo.
Pero el deseo de Crecimiento Personal nos anima, nos da la mano, nos procura una pizca extra de fuerza y voluntad, un hálito de fe y optimismo, y nos hace renacer del sufrimiento un poco fortalecidos, lo cual nos da voluntad de seguir adelante.

¿QUIÉN SOY? es la pregunta básica.

¿QUIÉN SOY YO? es una pregunta ya mucho más valiente. Está reservada sólo para unos pocos atrevidos.

¿QUIÉN ESTOY SIENDO? denota un poco más de conocimiento, de haberse dado cuenta ya de algunas cosas, y es el preámbulo para la siguiente:

¿QUIÉN SOY REALMENTE?, incluyendo la mayúscula. Esta es la gran pregunta.

Los pequeños adelantos en el Crecimiento se hacen casi a diario.

Los grandes, sólo tras el enfrentamiento valiente con las preguntas atrevidas.

Al decir “Soy” con mayúsculas, la respuesta suele adquirir un tono más “universal” o “cósmico”, que va más allá de la limitación del cuerpo, porque con mayúscula también se escribe Dios.

Mientras no se alcanza este sentimiento universalista, es la mente la que contesta a “¿quién soy yo?”, y lo hace con su pensamiento habitual, casi con la misma respuesta de siempre, esa que está encajonada en las fronteras que marca la limitación que no existe pero nos empeñamos en colocar.

Integrar la sombra, aceptándola, y prescindir de los enemigos educacionales y los condicionantes interiores, es un adelanto muy importante.

No se puede negar la realidad, y la realidad actual es esta.

Aceptar lo que somos en este momento, aunque nos guste poco, o no nos guste nada de nada, es imprescindible. Nunca pintarás la casa de nuevo si antes no reconoces y aceptas que necesita una mano de pintura.

Todos tenemos una realidad, y es importante saber cómo hemos llegado a ella para poder desandar el Camino en lo que sea necesario.

Si estamos siendo como estamos siendo, si hemos llegado a donde hemos llegado, es porque alguien o algo nos traído –aunque ahora se demuestre que de un modo equivocado-.

Si descubrimos que fue una mala educación, este es un buen momento para corregirla; si fue la desidia o el abandono, este es un buen momento para tomar las riendas del gobierno; si fue la ignorancia, este es un buen momento porque ahora se sabe o se tiene voluntad de saber; si fue porque nunca se pensó en la importancia de lo que es vivir de un modo consciente, o en lo irrefrenable del paso del tiempo, o en la responsabilidad personal frente a la propia vida, o en el amor a Uno Mismo, o en la posibilidad de organizar una vida que cumpla las expectativas personales, este es un buen momento porque se ha encendido una luz que puede iluminar el proceso.

La naturaleza empuja a la evolución y mejora.
La conciencia pide permiso para manifestarse sin cortapisas.
La vida busca su optimización.
El alma anhela su manifestación y Crecimiento.

Todo está a favor, colaborando cada cosa con sus posibilidades, para que en algún momento uno abandone su abandono y se encarame al timón de su vida para llevarla al mejor puerto.

No se puede acallar el grito que pide ser mejor persona, más completa, y con todas las necesidades –personales, emocionales, y amorosas- cubiertas.

Ser mejor, Ser íntegro, Ser más humano, Ser amable, Ser compasivo, Ser solidario, Ser realmente como se quiere ser… Las peticiones internas siempre son para bien. Para el propio bien.

Sea lo que sea quien solicita el Crecimiento, nos ama. Es “algo” que quiere lo mejor para nosotros. Es algo que sabe que podemos crecer más. Es algo que saca a la luz nuestra naturaleza olvidada o negada. Es algo que desea nuestro bien, nuestra realización. Que desea que se cumplan nuestros sueños secretos y las peticiones de nuestro corazón. Es algo que contacta con nuestra naturaleza más divina, y que impide que la sigamos acallando o aplazando durante más tiempo, y nos propone que comencemos ya, o que pongamos más interés si es que ya comenzamos.

Es la voz de una conciencia que no quiere que nos rindamos.
Es una voz justa y amable cuya voluntad es la mejor voluntad.

Escucharla y negarla es negarse a Ser Uno Mismo, porque en ningún momento estamos siendo el que realmente somos: sólo estamos siendo la parte más material, la más leve, la más fácil, la más dispersa, la menos comprometida.

Generalmente, estamos pasando por la vida de puntillas, viviendo con el mínimo riesgo, para no hacernos daño.
Y, en muchas ocasiones, vivimos asustados ante ese potencial ilimitado que hemos intuido que hay en nosotros, negándonos la posibilidad de manifestarnos y de disfrutarnos en toda nuestra grandeza, conformándonos con la rendición a la rutina y el paso sin responsabilidad de los días, mientras sabemos que dentro de nosotros –donde habita el que realmente somos- bulle una revolución que, si la escucháramos y nos aliáramos con ella, nos llevaría a un enfrentamiento amable -con la mejor voluntad y con el Amor por bandera-, contra esta situación en la que somos unos timoratos humanos que reniegan de su naturaleza divina.

Nuestro potencial es prácticamente ilimitado.

El almacén de nuestras posibilidades está a rebosar, y nos conformamos con la mediocridad y las migajas.

Descubrirnos.
Crecer.
Desarrollarnos.
Ser lo que realmente somos.
Aceptar nuestra naturaleza divina y humana.
Amarnos.
Hacernos realidad.
Cumplir nuestra misión.

Esas son las tareas.

Te dejo con tus reflexiones

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