La risa
tiene un gran valor terapéutico. Reír nos aleja aunque sea por unos instantes
de cualquier situación desagradable o molesta que podamos experimentar, basta
recordar alguna oportunidad en que hayamos reído a causa de algún chiste o
broma y cómo nos hemos aliviado la tensión o alguna molestia estomacal o dolor
de cabeza etc.
Aunque no
existen evidencias científicas acerca de la curación de enfermedades a través
de la risa, sí podemos experimentar esa sensación de alivio y cambio en nuestra
propia energía asi como la del ambiente en el que nos encontramos,
por lo contagiosa que resulta la risa.
Lo que sí
está comprobado, es que la risa relaja los músculos y aumenta la resistencia al
dolor. Por otro lado, la risa también disminuye la presencia del cortisol
(que es la hormona del estrés) en el torrente sanguíneo, logrando que disminuya
el estrés y la ansiedad hasta el punto de desaparecer.
Cuando el cortisol se encuentra permanentemente elevado, bajan las
defensas por lo tanto, la risa con cierta continuidad también tiene
influencia positiva para fortalecer nuestro sistema inmunológico.
En síntesis,
la vida se hace más llevadera si buscamos motivos para reirnos con cierta
frecuencia, pues esto nos brinda un estímulo positivo y refuerza
nuestra salud.
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