Tal pensamiento es equivocado. Lo que recibimos a cambio del acto de donar es la felicidad, suscitada por una indescriptible sensación de recibir bendiciones que llegan de algún lugar. Esta sensación no es manifestada apenas en el momento en que practicamos el acto de donar, sino también en el instante en que pensamos en hacerlo.
Al practicar la donación, esta sensación se intensifica y continúa vibrando en nosotros durante mucho tiempo, alegrando nuestra alma.
“Donar” no significa solamente hacer donación material. Podemos ofrecer amor, bondad, simpatía…En el caso de donación material, si la persona la realiza con actitud mental semejante a la de alguien que lanza comida al perro, es obvio que ella no se sentirá bendecida. Solamente el acto de donación acompañado de amor, gratitud y bendición proporciona a la misma persona la sensación de ser bendecida.
Este hecho muestra que la materia en si no produce tal efecto, pues, solamente cuando la donación material simboliza amor, gratitud y bendición, ella regresa al donante como nuevas bendiciones.
Es evidente que quien puede donar es más feliz que la persona que necesita la donación. En tanto, quien está en la posición de recibir no debe sentir complejo de inferioridad por eso. Sólo es posible la alegría de donar cuando hay alguien que recibe la donación.
De otro lado, quien la recibe no debe tener la actitud mental arrogante de no sentirse grato al donante.
Cuando la persona se vuelve arrogante, deja de sentir la alegría de recibir. Toda donación debe recibirse como expresión del amor y debe ser usada con gratitud.
Cada vez que mira o usa un objeto recibido como donación, la persona debe pensar que ese objeto es la concretización del amor y agradecer, en pensamiento, al donante. De este modo se logra multiplicar la alegría de recibir.
Dios es Amor. Por eso, al expresar amor, se manifiesta la naturaleza divina que está latente en nosotros. Cuando esa naturaleza verdadera se manifiesta plenamente, nuestra Vida pasa a fluir con intensidad, proporcionándonos una maravillosa sensación de libertad.
Dicen que Rikidozan, un destacado campeón de lucha libre, llegó a acumular una fortuna de alrededor de 100 millones de yenes. Pero según él, el momento que le proporcionaba satisfacción era cuando luchaba en el ring, manifestando su fuerza vital, y no cuando pensaba en sus bienes materiales. Esto comprueba que el ser humano siente la verdadera alegría de vivir cuando se dona, colocando al máximo su fuerza.
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Muchas Gracias!!!)
2 comentarios:
Excelente articulo. continuen por este camino maravillosos que estan enmprendiendo
6 de marzo de 2013, 3:17bendiciones para todos
Muchas gracias, me encanta, tu blog, es una gran verdad, que si todo el mundo diéramos algo cada DIA, sobre todo el amor al prójimo, al planeta, nuestra casa llamada planeta tierra, seriamos un mundo mejor.
6 de marzo de 2013, 5:07Soni
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